Y después de la visita a la Fábrica de los Cristales y hacer un almuerzo bastante natural, nos animamos a ir caminando hasta el Palacio de San Ildefonso, con mucha suerte, pues pudimos hacerlo sin agua de lluvia en nuestros zapatos.
Disfrutando de este espectacular paseo no podemos sentirnos indiferentes ante las imponentes secuoyas que nos dan la bienvenida y tal fue la atracción, que sentimos la necesidad de hacer grupo como parte del lugar, tal y como podemos ver en la foto.
También nos llenó de emoción la experiencia de pasar por el arco de detección de metales, para alguno/a de nosotros/as la primera vez en la vida, pero de aquí hasta el infinito y más allá, la cultura es vida.
Ya dentro pudimos ver con ayuda de una guía muy atenta muchos tapices reales, cuadros reales, relojes reales, lámparas reales… y una historia real llena de anécdotas muy curiosas, pero aquí solo os podemos mostrar la entrada, pues lo más interesante es que vayáis a verlo con vuestros propios ojos, merece la pena.
Y ya volvemos al cole, llenos de felicidad por el día tan chulo e interesante que pasamos y con ganas de planificar nuestra próxima excursión, ¡nos encantó!
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